Nilia Visbeek de Sago
ARGENTINA
Sensación de tiempo
detenido,
de
verdades borradas,
de
cambio irremediable,
de
loco desatino.
Un
manotazo limpio barriendo silogismos,
moviendo
la estructura
de
una vida planeada.
Toda
serenidad y ritmo.
Sólo
reina el amor venciendo los abismos.
Compulsión
alocada
que
reúne a dos seres
de
dispares destinos...
Lejanos
en el tiempo, quizá predestinados
a
emparejar caminos...
Y
el amor ya es dolor.
Sin
calma ni respiro.
CONJUGACIÓN
Pasajeros de huellas
alineadas
destinadas a no
cruzarse nunca...
el acaso arriesgó su
aventura.
Y fue la chispa en
el cereal maduro:
relámpago, presagio
de tormenta,
diluvio en turbonada
sobre el páramo,
vendaval devastando
las defensas.
Ya no hubo paz en la
senda sin retorno
a veces clara, como
el sentimiento
que ensambló dos
uniones imposibles
a veces, ceja oscura
en desencuentros.
Y seguimos porfiando
ciegamente
intentando congeniar
dos abismos
-de destino, de
tiempo, de distancia-
con el amor
partiendo el precipicio.
TARDE OTOÑAL
Levedad de la tarde.
Añil el cielo.
Estalla
el sol en su lisa pradera.
Vuelan
en golondrinas viajeras
dando
su adiós al otoño pampero.
La
azul nostalgia domina a esta hora,
recuerdos
viejos se agolpan candentes,
muerden
el alma con ritual hiriente
mientras
se acercan las primeras sombras.
En
tiempo ido regresa en la brisa
y
nos transporta a una edad más sonora,
cuando
era joven nuestro itinerario.
Pero
los días en fatal deriva,
rumbo
al ocaso que ya nos acosa,
irrumpen
al galope el calendario.
NILIA VESBEEK DE SAGO, residente en Gral. Pico,
La Pampa.
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