ALEJANDRO BOLADERES
(Argentina)
INCONSCIENCIA
Cuando encontró aquel patio
con trozos de cadáveres, enloqueció. Vio a un perro corriendo con una pierna de
su hija de dos años. Su madre, hermano, padre, todos mutilados por animales.
Ya
eran conocidos varios casos de este tipo. Pues en el año 1999, cuando
comenzaron a clonar animales con humanos, no se imaginaban lo que ocurriría.
La venganza de los animales: por millones de años fue la
cacería, ahora sólo hacen lo que deben.
Las clonaciones comenzaron con monos, luego perros,
gatos, etc.
Una
vez que empezaron a comunicarse entre especies y dotados del raciocinio, se
desató esta guerra, la cual los humanos no podían controlar y mucho menos
ganar.
Fue
una noche del 2000, sentados con un amigo y con la cabeza extraviada, cuando
predijimos esto. La única solución que vimos en ese momento fue la conquista
del espacio, o la esclavitud de la raza humana. Parecía ficción, hoy es
realidad.
En esa época aún se podía escapar.
Luego
de crear un perro con cabeza semi-humana, el científico se suicidó. Él supo
cuan grande era el error que cometió. Fueron muchos los que siguieron
experimentando. Sólo se opuso la Iglesia Católica y algunas otras. Nadie pensó
en la ambición de venganza que llevaban en su interior, por sobre todo vacas,
ovejas, ballenas, caballos y demás animales que el hombre consumía o explotaba
para saciar sus necesidades.
De mi parte, la venganza era buena, justificada y si no
hubiera sido humano habría luchado en algún escuadrón, tropilla, jauría o cardumen
de los primeros años.
La revolución empezó por Europa, donde habían comenzado
los experimentos.
Luego de tres años ya casi se comunicaban todas las
especies. Su poderío era increíble, fundamentalmente los monos que podían
operar las máquinas y tecnología empleada por los humanos. El miedo del hombre
fue instantáneo, muchos se entregaron como esclavos; otros fueron enjaulados, atados con cadenas, gran cantidad
comidos, utilizados para hacer música, tener sexo y todas aquellas cosas que el
hombre les hizo por tantos millones de años.
La ONU se reunió y vio como única solución la conquista
de otro planeta.
Claro que en la reunión había roedores ocultos que
escucharon todo. Pero de todas formas algunos líderes lograron escapar, habían
logrado salvarse, burlarse como siempre de nosotros. Y al cabo de unos pocos
años se supo que murieron de HIV: se contagiaron entre ellos sin saberlo. Y
listo.
De
todas formas los animales no son tan crueles como fuimos los humanos. Ahora
trabajo junto a otros de mi especie en el campo, produciendo alimentos. Además,
acarreo caballos, cinchando sus carros. Lo único casi insoportable es cuando
los monos nos golpean con el rebenque, sólo para que respetemos a los animales.
Pero esto no es nada, peor sería estar en un criadero
para que utilicen mi piel de alfombra.
Los
animales consumen vegetales, sólo algunos y muy de vez en cuando consumen los
de mi especie. Si hubiesen sido ellos los primeros en pensar, seguramente se
habría alcanzado una sociedad más justa.
Ah,
me olvidaba: quien encontró el patio con sus familiares mutilados fue un
activista de una asociación ecologista, que no hacía más que lucrar vendiendo
acciones de las petroleras. Ahora vive tras mi refugio, atado completamente. No
hay nada que se pueda hacer, más que trabajar. El siglo XX era bastante
parecido, sólo cambió la forma de ser explotado. Hoy existen animales buenos y
malos, simpáticos y tristes. En fin, existe esto...
La
venganza.
Acerca de...
ALEJANDRO
BOLADERES, joven poeta y narrador argentino comienza a exteriorizar su gusto
por la creación literaria en Río Gallegos junto a un grupo de artistas y
músicos. Actualmente habita en la ciudad de Gualeguaychú, ENTRE RÍOS desde
donde difunde su obra integrando diversas antologías.
Ficción ácida, cruda, peligrosamente posible...
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