JUAN CARLOS MARTÍNEZ

(Cuba)

ANTE una ESTATUA de SAL

            Se está quemando un hombre

y no son iguales las noches en Viena.

            Mozart es un acertijo en la mente

            de aquellos que labran la tierra

            hasta tanto no desaparezcan los retazos.

            En otro lugar se inventan metáforas,

            gratitud sobre el sentido de las cosas eternas.

            Un niño dobla en la esquina rota de mis sueños,

            busca morder migajas de memoria

            y no sabe que parajes y caminos

que conduzcan al cielo, no existen.

Ante una estatua de sal que fijó sus ojos en Sodoma

se está quemando un hombre

mientras un río lava sus plegarias

en el mármol de la vida.

Siento miedo de los peces que quebraron el espejo

y no hubo heridas lágrimas.

Nadie diga que será perdurable la noche

y con estampitas de cristal multiplicar la luz.

Se impuso un yugo, las costumbres:

hielo sólido casi como la vida,

jaula de naturaleza a nuestras brasas.

Hoy temo al que me ofrece sus hilos

y encadena fragmentos de inocencia

esperando señales del cielo desdoblado.

El viento sopla su húmedo silencio:

extraño camino y concierto, la tristeza...