RUBEN TARRAGONA

(Argentina)

 

 

POR LA LIBERTAD

 

            La vieja y poderosa máquina está haciendo acrobacia a baja altura. Se desliza como el más hábil y veloz de los pájaros, realizando pruebas que rozan con la temeridad. Comienza a tomar altura y poco a poco a normalizar su vuelo.

            En la cabina, Mark recuerda su brillante actuación en Vietnam, por la que fue condecorado y pasado a retiro. Los duros rasgos de su rostro se acentúan al pensar en aquellas muertes inútiles... También sus medallas pesan cada vez más sobre su conciencia. No puede dejar de pensar en aquella guerra absurda –como todas las guerras- y sólo logra aumentar su confusión buscando justificar aquella fracasada intervención de su país...

            Lacerante, un latigazo sacude su cuerpo. Al borde del desvanecimiento, se aferra a los comandos, aprieta los dientes... El veterano y diestro piloto nuevamente está haciendo acrobacia de alto riesgo.

            De pronto, Mark descubre que no está solo en la pequeña cabina.

-¿Quién es usted?- pregunta mientras estabiliza su avión.

–Uno de tus fantasmas.

-Ya no me quedan fantasmas, terminé con ellos. Así que... ¡Fuera!

-Conmigo no terminaste. Soy el fantasma de la destrucción y del miedo... Podría asustarte cuando lo deseara.

-¿Asustarme? Inténtelo.

            Mark sobrevuela las pistas de la Fuerza Aérea, mientras el fantasma, sarcástico, prosigue:

            -Realizas pruebas muy riesgosas...

            -Siempre lo hice.

            -En una vieja máquina.

            -La mejor.

            -Y no llevas paracaídas.

            -Nunca los llevo, no los necesito.

            -Para destruirte y no sentir más miedo, ¿verdad?

            -¡Basta! ¡Y fuera de la cabina!

            En un descuido, el fantasma lo eyecta del avión. Inesperadamente Mark está cayendo al vacío. Atina a tocarse el pecho para activar los paracaídas, pero recuerda que ya no los usa.

Mientras su cuerpo cae desordenadamente, es presa de la desesperación, luego, el miedo...

 

Mark siente un tirón muy fuerte, levanta lentamente la cabeza y... ¡allí están los dos paracaídas sosteniéndolo!. Respira hondo. No comprende el hecho de que justamente hoy se los haya puesto ni tampoco recuerda el momento en que lo hizo. Piensa en su familia y en las imágenes de ella que lo habían invadido durante su caída mortal...

-¡El fantasma me asustó de verdad!- exclama y comienza a reírse.

Mark busca con la vista su avión caído... No lo ve. No hay fuego ni humo... Ningún indicio... Apoya suavemente sus pies en un costado de la pista y entonces, sus ojos se agrandan incrédulos: la vieja máquina está comenzando a aterrizar. Se desprende rápidamente de los paracaídas y corre velozmente hacia ella.

-¡Me liberaré del último fantasma!- grita sonriente.

 

La máquina se detiene y la cabina empieza a abrirse con lentitud... Mark trepa al avión y a través del dolor y las lágrimas, ve salir de él a Mark, con el rostro endurecido. Y sin paracaídas.

 

 

 

Y en lo alto flamea, imperturbable,

la bandera del país más poderoso del Planeta.

Acerca de...

RUBÉN TARRAGONA, autor de cuento y obras de Teatro, reside actualmente en Del Viso, (Buenos Aires) desde donde realiza colaboraciones en distintos medios.

Integrante de Extraña Danza de Violetas y Como Ángel Rojo, Selecciones de Cuento y Poesía, RUBÉN TARRAGONA nos hace nuevamente partícipes de su particular narrativa.

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